¿Por qué algunas fotos no transmiten nada (aunque estén bien hechas)?

Errores de composición

¿Te ha pasado que tomas una foto técnicamente correcta —buena luz, buen enfoque, sujeto interesante— pero… le falta alma? Esa chispa que hace que una imagen destaque y se quede contigo. Esto suele pasar todo el tiempo cuando uno empieza. Pero, tras años de ensayo y error, uno descubre algo clave: la composición lo es todo. Hoy quiero compartirte los errores de composición que más cometemos al empezar. Si logras evitarlos, tus fotos darán un salto brutal en calidad y expresividad. Y al final, te dejo un truco visual para entrenar tu ojo fotográfico como nunca antes.

No tener un sujeto claro. Una imagen sin protagonista es como una historia sin personaje principal. No importa si es una persona, un árbol o un grafiti: define qué es lo que debe captar la atención y elimina lo que estorba.

Poner siempre al sujeto en el centro. Colocar todo en el centro puede funcionar, pero solo si hay simetría. Si no, aplica la regla de los tercios: sitúa al sujeto en uno de los puntos fuertes de la imagen y deja espacio visual para respirar.

Ejemplo de foto que funciona muy bien centrada y ejemplo de foto que funciona muy bien con la ley de los tercios

Cortar por donde no debes. Evita recortar cabezas, pies o manos justo por las articulaciones. Si tienes que cortar, hazlo de forma natural y pensada. Y si puedes, incluye al sujeto completo.

Incluir elementos que no aportan nada. Menos es más. Presta atención a todo lo que aparece en tu escena. ¿Ese cubo de basura al fondo? ¿La lata en el suelo? Fuera. Todo lo que no suma, resta.

No explorar otros ángulos. ¿Fotos a la altura de los ojos? Todos lo hacemos. Pero si te agachas, te subes o simplemente te mueves un poco, encuentras perspectivas distintas. Y eso puede marcar la diferencia entre una foto más… o una que atrape.

Ejemplo de tomas desde abajo a arriba y ejemplo de toma al agacharnos a ras de suelo

Ignorar el fondo. El fondo puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Elige uno que complemente a tu sujeto o desenfócalo con una apertura amplia si distrae. Nunca subestimes su poder.

No pensar en la luz como parte de la composición. La luz no es solo técnica, también es narrativa. La dirección, la intensidad y el contraste guían la mirada. ¿Qué zona está más iluminada? Ahí es donde va el ojo. Úsalo a tu favor.

Consejo extra: deja de ver objetos, empieza a ver formas. Un truco sencillo puede ser desenfocar la escena a propósito. Así no verás “cosas”, sino formas: círculos, rectángulos, líneas. Esto te permite analizar la composición sin distracciones y ver si el equilibrio visual funciona.

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